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Apendicitis Aguda.

07 May 12 - 15:35

 

¿Que es?

El apéndice vermiforme (cecal),  es un pequeño órgano que está unido al extremo  de nuestro intestino  grueso, en la porción llama­da ciego. Su tamaño, variable, puede alcanzar varios centímetros de largo, y es  estrecho y alargado. Vermifor­me significa “con forma de gusano”, y presenta un pe­queño hueco en su interior que lo conecta al ciego. Sue­le estar situado en el cua­drante inferior derecho del abdomen (es decir, debajo del ombligo y a la derecha), aunque en algunas personas  su posición varía mucho: puede estar hundido en la pelvis, pegado a la vejiga urinaria,  a los  ovarios  o elevado hasta alcanzar la cara inferior del hígado; es posible, inclu­so, que lo hallemos en el la­do izquierdo.

Desde el punto de vista  embriológico, es un extremo atrófico del intestino grueso, y su función parece ser defensiva frente a las infecciones, ya que contiene numerosos ganglios linfáticos. De ahí que se vea afectado con facilidad por muchas infecciones, quizás al proteger a otras partes más importantes del organismo. Pues bien, la apendicitis aguda no es otra cosa que la inflamación severa de este pequeño apéndice.


¿Quién puede padecer  Apendicitis Aguda?

La apendicitis aguda cons­tituye una enfermedad extra­ordinariamente frecuente, tanto que puede afectar has­ta a una de cada quince per­sonas a lo largo de la vida. Su frecuencia disminuyó entre 1940 y 1960, por causas que aún se discuten, pero desde entonces permanece estable -supone casi el 5% de las operaciones del abdomen-. Puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más frecuente en la segunda y tercera décadas de la vida. Se da por igual en hombres y mujeres, salvo entre la pu­bertad y los 25 años, período éste en el que es más fre­cuente entre los varones. La apendicitis tiene una mortali­dad muy baja: aproximada­mente uno de cada 100.000 casos. La mortalidad es mayor, desgraciadamente, en los recién nacidos por debajo de los dos años, el 80 por ciento están perforadas y en los ancianos. Esto se debe a la mayor fragilidad de estos pacientes y a que es más difícil hacer el diagnósti­co en ellos.

¿Apendicitis Aguda en el Embarazo?

          La apendicitis aguda durante el embarazo constituye la causa más frecuente de abdomen agudo quirúrgico no obstétrico, reportándose a nivel mundial una incidencia de 0.1 a 1.4 casos por cada 1,000 embarazadas. Algunos estudios en América Latina han reportado una incidencia aproximada de 1 por cada 1,200 embarazos.

El diagnóstico correcto de apendicitis aguda durante la gestación representa un gran desafío, puesto que los signos y síntomas pueden variar dependiendo del trimestre en el cual se presenta la enfermedad, requiere un alto nivel de sospecha y destreza clínica y no confiar solamente en los signos clásicos y pruebas diagnósticas.

Sin embargo, la no sospecha de esta enfermedad, así como el retraso en su diagnóstico, por las modificaciones  fisiológicas y anatómicas presentes durante la gestación, tales como náusea, leucocitosis y desplazamiento progresivo del apéndice hacia una posición más cefálica, hacen que este grupo de pacientes esté expuesto a sufrir un mayor índice de complicaciones, tales como perforación, infección y trabajo de parto pretérmino y en algunas ocasiones la pérdida del embarazo, incluso la muerte materna y fetal.

El  embarazo  no  aumenta  el  riesgo  de  padecer  apendicitis aguda. Por la misma razón, la frecuencia de esta enfermedad no varía cuando se compara con la población general. Sin embargo, los cambios que el embarazo produce en el organismo de la mujer hacen que la apendicitis aguda adquiera características peculiares durante este periodo, particularmente durante el tercer trimestre, haciendo variar sus manifestaciones clínicas y dificultando por lo mismo su diagnóstico y su tratamiento oportuno.

¿Cuáles son los malestares cuando se tiene Apendicitis Aguda?

          Inicialmente, sólo un malestar difícil de explicar en el área del ombli­go o por encima de él, la gente lo refiere como un dolor en la boca del estomago, que dura unas seis horas. A veces se acompaña de náuseas y al­gún vómito, aunque suelen ser escasos. Puede o no presentarse estreñimiento y en algunas ocasiones diarrea.

De manera progresiva, el dolor se localiza en la zona donde está el apéndice, y que los médicos llamamos “fosa ilíaca derecha”. Cuan­do esto ocurre, la enfermedad afecta por lo general ya a todo el apéndi­ce, inclu­yendo su capa más externa -el peritoneo-, y si no se hace nada o se automedica al paciente con analgésicos, antiespasmódicos e incluso con antibióticos se enmascara el cuadro clínico lo cual significa que el proceso inflamatorio continua sin que el paciente presente dolor o éste sea muy ligero y/o tolerable lo cual puede producir que el apéndice se puede perforar, lo que pro­duce una peritonitis localizada o generalizada. En este momento, el paciente prefiere estarse quieto y acostado, ya que los movimientos o la tos hacen que se intensifique bastante el dolor, éste también aumenta al tocar el área afectada. Así mismo el paciente puede referir fiebre cuando ya esta complicado el cuadro.

¿Cuál es el cuadro Clínico de La Apendicitis Aguda?

          Los datos clínicos de la apendicitis aguda son dolor cólico que se presenta al oprimir el abdomen en la parte baja y derecha de éste, (Fosa Iliaca Derecha), Signo de Mc Burney, y al descomprimir o retirar la mano rápidamente el dolor se exacerba (Debido a la Irritación Peritoneal=Inflamación), y se conoce como Signo de Von Blumberg, se describen algunos otros signos, (Rovsing, Capurro, Psoas, Obturador, Talopercusión), los cuales se deberán explorar cuando los dos iníciales son dudosos o se sospecha de apendicitis aguda en infantes, ancianos y/o personas que no pueden cooperar con el interrogatorio y/o la exploración clínica.

A estas alturas del proceso, suele haber fiebre, aunque si no hay perfora­ción, no suele pasar de 38° C, y pueden notarse ganas de defecar, si bien no es normal que haya diarrea.

El dolor de la apendicitis puede ser tan típico, que el médico suele diagnosticarla con un interrogatorio dirigido cuando sospecha de la misma y la exploración cuidadosa al paciente. Sin embargo en algunas ocasiones el cuadro clínico no es el típico y el cirujano se debe apoyar en estudios de radiología y laboratorio los cuales pueden auxiliar en el diagnostico. Por desgracia, no hay una prueba que diagnostique de manera definitiva la apendicitis. Esta situación se agrava cuando el apéndice se en­cuentra desplazado y en luga­res inhabituales, factor que dificulta todavía más el esta­blecimiento del diagnóstico. Por otro lado, hay una enor­me lista de enfermedades que pueden confundirse con la apendicitis. De este modo, el diagnóstico correcto de­pende de la experiencia del médico al que se acude.

Diagnostico Diferencial:

La precisión diagnóstica de la apendicitis suele ser entre el 75-80% basado en los criterios clínicos. Cuando se erra, las alteraciones más frecuentes encontradas en la operación son, en orden de frecuencia, la linfadenitis mesentérica, ausencia de enfermedad orgánica, enfermedad inflamatoria pélvica aguda, rotura de folículo ovárico o cuerpo amarillo y gastroenteritis aguda.

En Infantes:

Gastroenteritis, adenitis mesentérica, divertículo de Meckel, invaginación intestinal, púrpura de Schönlein-Henoch, neumonía lobar o linfangioma intraabdominal.

En Adultos:

Enteritis regional, cólico nefrítico, úlcera péptica perforada, torsión testicular, pancreatitis, hematoma de la vaina del músculo recto mayor del abdomen, enfermedad  pélvica inflamatoria, embarazo ectópico, endometriosis, torsión o ruptura de un quiste ovárico, piocolecisto.

En Ancianos:

Diverticulitis, Divertículo de Sigmoides Perforado obstrucción intestinal, cáncer de colon, isquemia mesentérica, aneurisma disecante   de        aorta.

Está   Proscrito:
Administrar alimentos, analgésicos, sedantes y antibióticos, antes de hacer el diagnóstico.

Administrar purgantes y enemas a constipados con dolor abdominal.
El tratamiento de la apendicitis aguda es quirúrgico.

 

El tratamiento es siempre la extirpación quirúrgica del mismo. Esta operación es muy sencilla, y su riesgo, muy bajo. El peligro puede aumentar si se retrasa en exceso, si ya hay perforación con peritonitis importante o si se trata de un recién nacido, un anciano una paciente embarazada o un paciente inmunocomprometido, sin embargo, no existe alternativa, y también en estos casos el riesgo de la apendicitis no tratada es mayor.

Laparotomia exploradora en paciente con Apendicits Aguda Complicada con Peritonitis Generalizada (paciente automedicado).

Vista de la Perforación de Ciego secundaria a la Apendicitis Aguda.

Pieza quirúrgica (Hemicolectomía Derecha)

Con todo, se da la para­doja de que, cuando se ope­ra una apendicitis, no siem­pre lo que se encuentra es una apendicitis. En aproxi­madamente un 20 por ciento de las operaciones el ciruja­no constata que el apéndice no está inflamado.

¿Por qué sucede esto? En algunos casos, el dolor que mueve a la operación puede estar motivado por alguna enfermedad benigna que se hubiera curado sin necesi­dad de operar (una gastroen­teritis, una inflamación pélvi­ca o la simple rotura de un folículo del ovario). En otras ocasiones, quizá se trate de una enfermedad más grave, aunque de carácter distinto (una colecistitis, una úlcera perforada, una obstrucción intestinal o una pielonefritis). Esto no quiere decir que el cirujano sea malo ni exa­geradamente dado a empu­ñar el bisturí: este tipo de errores son normales y los pueden cometer hasta los mejores equipos quirúrgicos del mundo. La explicación de este hecho reside en la ineludible imprecisión del diag­nóstico (se acierta en el 80 por ciento de los casos), está claro que, ante la mínima sos­pecha, es mejor intervenir a un paciente que no tiene en realidad apendicitis, que dejar sin operar a otro que sí la tenga y al que luego le pue­da surgir alguna complica­ción, puesto que las conse­cuencias en este caso pue­den ser fatales.

Sea como sea, el cirujano extirpa siempre el apéndice, ya que es un órgano del que se puede prescindir sin nin­gún problema. La recupera­ción suele ser muy rápida, y rara vez vuelve uno a acor­darse de él.

En resumen, la apendicitis es una causa muy frecuente de dolor abdominal, sobre todo en las personas jóve­nes, y puede tener conse­cuencias peligrosas, pero su tratamiento es sencillo y la cura por completo.

Nota: Es muy importante acudir con el médico especialista, en este caso el cirujano general. Y nunca automedicarse.

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Svetkagaba

04 Jun 2022 - 07:18 am

Ein Gutachter (PH) bewertete die Qualität der in diese Überprüfung eingeschlossenen Studien anhand des Instruments der Cochrane Collaboration zur Bewertung des Verzerrungsrisikos bei randomisierten Studien (Higgins et al., 2011; Abbildung 2). Die Mehrheit der Studien wurde mit einem unklaren Risiko für Selektionsverzerrungen eingestuft, da nur eine der Studien die Methode zur Generierung der Zufallssequenz und zur Verschleierung der Zuteilung angab. Das Risiko für Performance Bias, Detection Bias und Attrition wurde als gering eingestuft, da die meisten Studien doppelblind waren und alle Ergebnisse berichteten. Das Risiko für Berichtsverzerrungen war unklar, da wir nicht sicher waren, ob die Forscher alle Ergebnisse analysierten und berichteten, die aus den von ihnen gewählten Methoden extrahiert werden konnten. Schließlich gab es ein unklares Risiko für einen potenziellen Interessenkonflikt, da ein oder mehrere Autoren von 11 Studien zum Zeitpunkt der Veröffentlichung bei einem Industrieunternehmen beschäftigt waren. https://svetka.info/para-que-sirve-la-gaba-espanol.html Welche Rolle spielten chronische Entzündungen bei der Entstehung von Krebs? Der deutsche Arzt Dr. Rudolf Virchow war der erste, der chronische Entzündungen mit Krebs in Verbindung brachte, da er beobachtete, dass Immunzellen gemeinsam mit Krebszellen existieren. Diese Vermutung wurde durch das bahnbrechende Experiment von Dr. Yamagiwa bestätigt. Heute ist allgemein anerkannt, dass chronische Entzündungen DNA-Schäden verursachen und im Laufe der Zeit Krebs auslösen können.

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